Tener miedo es de valientes

miedo

Nombrarlo ya es un gran paso

Hace poco me atreví a decirlo sin rodeos: tengo miedo. Muchísimo miedo.
Y al pronunciarlo en voz alta, sentí que algo dentro de mí se liberaba.
El miedo no desapareció del todo, pero se volvió más pequeño. Más manejable.
Como si al sacarlo a la luz, perdiera parte de su poder.

Porque los miedos, como los vampiros, no soportan el sol.

La mentira más repetida: «yo no tengo miedo»

Vivimos en una sociedad donde fingir seguridad se ha convertido en costumbre.
Donde parecer valiente pesa más que serlo de verdad.
Y admitir que tienes miedo parece restarte valor, credibilidad, respeto.

Pero es justo lo contrario.

El miedo es parte de estar vivo, de tener algo que perder, de ir a por algo que importa.
Todos lo sentimos. Lo que nos diferencia no es tenerlo o no tenerlo.
Lo que nos diferencia es lo que hacemos con él.

La ciencia lo respalda

No lo digo solo yo. Un estudio publicado en Psychological Science y recogido por el Consejo General de la Psicología de España demostró que poner en palabras lo que sentimos reduce significativamente la ansiedad y el miedo.
Cuando expresamos emociones como el miedo, activamos regiones del cerebro que nos ayudan a regularlo, como el córtex prefrontal.
Es decir: hablar del miedo ayuda científicamente a superarlo.

Y no solo hablarlo. Escribirlo también.
La escritura emocional, según estudios recogidos por Medical News Today, funciona como una válvula de escape.
Nos da perspectiva. Nos permite entender, soltar y reconstruirnos desde otro lugar.

El miedo: una emoción natural y necesaria

El miedo es una emoción básica y universal. Surge como una respuesta natural ante situaciones de peligro o incertidumbre.
Tiene una función protectora: activa mecanismos de defensa que nos ayudan a reaccionar ante amenazas.
Según la plataforma Terapify, el miedo es clave para nuestra supervivencia porque nos prepara para huir, luchar o protegernos.

Así que no, no hay que eliminar el miedo. Hay que entenderlo.
Y usarlo como lo que es: una herramienta.

El miedo como motor de superación

Lejos de ser un obstáculo, el miedo puede convertirse en un motor para avanzar.
Nos empuja a salir de lo cómodo, a enfrentarnos a lo desconocido y a crecer.
Según Psicología y Mente, reconocer la raíz de nuestros miedos es el primer paso para transformarlos.
Y en ese proceso, desarrollamos resiliencia. Fortalecemos el carácter. Encontramos propósito.

El miedo nos recuerda que estamos vivos

Sentir miedo no es una señal de debilidad. Es una señal de conexión.
Nos recuerda que estamos vivos, que algo nos importa, que hay un riesgo, sí…
pero también un deseo de superarlo.

El miedo es parte de nuestra humanidad más profunda.
No es una tara. Es un faro. Es un aviso que nos pone alerta, para afrontar algo a lo que no estamos acostumbrados.

Contarlo te conecta, esconderlo te aísla

Cuando alguien se atreve a decir “tengo miedo”, se genera una conexión brutal.
Real. Íntima. Humana.

Porque todos lo sentimos, pero pocos lo reconocen.
Y en ese reconocimiento compartido es donde nace la confianza.
No hay liderazgo sin vulnerabilidad.
No hay conexión sin verdad.
Y no hay verdad si seguimos disfrazando el miedo de fuerza.

Lo valiente no es no tener miedo. Lo valiente es contarlo.

Hay un tipo de coraje que no se mide en discursos, ni en títulos, ni en medallas.
Se mide en honestidad.
En sentarte frente a otro ser humano y atreverte a decir: “también tengo miedo.”

Y si la voz te tiembla al decirlo, mejor.
Porque eso significa que lo estás diciendo con el corazón.

Lo que sí ayuda

A veces no hace falta un protocolo.
Solo hace falta alguien que escuche sin juzgar.
Un espacio seguro. Una hoja en blanco. Un paseo sin móvil.

Lo que ayuda no siempre es espectacular.
Lo que ayuda, a menudo, es invisible.
Está ahí: en las conversaciones que no publicamos, en los abrazos que no se ven, en las preguntas sin prisa.

A veces, la única herramienta que necesitas para gestionar el miedo…
es valentía para nombrarlo y una persona que no te lo niegue.

Si tú también tienes miedo, haz esto

No lo escondas. No lo disfraces. No lo calles.
Sácalo a pasear. Ponlo al sol. Compártelo con alguien.
Escríbelo. Grítalo si hace falta. Pero no te lo quedes dentro.

Porque tener miedo no te hace débil.
Te hace humano.
Y aceptarlo… te hace libre.

💬 ¿Y tú? ¿Qué haces con tus miedos?

Te leo en comentarios.
Y si el reel te removió algo, esta reflexión es para ti.
Gracias por estar al otro lado.

Este artículo nace a raíz de un reel que publiqué recientemente.
Puedes verlo aquí
👉 https://www.instagram.com/reel/DIIwBbWNDSy/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MzRlODBiNWFlZA==
Porque a veces, unos segundos de verdad en vídeo merecen una reflexión más profunda. Esta es la mía.

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